Mi calificación:
Esta novela fue escrita hace 95 años y mantiene una vigencia perturbadora. El fascismo no fue una forma de gobernar abstracta y lejana, sino que fue cotidiano, se expresaba también de manera sutil, y la mayor parte de la población lo aceptaba y lo validaba de una manera pasiva e irreflexiva, como si lo diese un árbol. En momentos en que parecemos retroceder en el tiempo, es más necesario que nunca atender lo que nos querían decir las viejas advertencias.








