3/14/2025

Ur y Alejandra - Elena Aldunate (1989)

Mi calificación:

★★★★
(5/1)

Hoy reseño una de las novelas más insufribles que he leído en mucho tiempo, un intento penoso de justificar los matrimonios entre primos, bajo el prisma de la inocencia adolescente y la ciencia ficción. Los extraterrestres dan para todo, especialmente en lo que respecta a la élite chilena. Así es que aprieten su cilicio favorito, limpien su rosario, hagan sacrificios de ocasión y accedan a la crónica que hoy les traigo.


***

La saga de Ur es una serie de novelas cortas escritas por la autora chilena Elena Aldunate, a menudo llamada "la dama de la ciencia ficción chilena". Publicadas entre los ochenta y los noventa, estas obras giran en torno a Ur, un extraterrestre que llega a la Tierra y se dedica a explorar el mundo humano. Viaja al pasado, explora la geografía y la naturaleza, sale del planeta, recorre el sistema solar, investiga las emociones y los talentos de las personas, e interactúa de maneras un tanto extrañas con niñas y preadolescentes hijas de familias ricas. Hasta ahí, una premisa interesante para el género y para una autora bastante atípica en el panorama literario chileno.

El problema, sin embargo, está en el desarrollo de la trama: poco creíble, con un tufillo religioso sospechoso y un enfoque que, visto con atención, resulta perturbador. En particular, Ur y Alejandra, el segundo libro de la saga, es una novela delirante que, más allá de su aparente inocencia, ofrece detalles incómodos para entender cómo la élite chilena justifica y perpetúa sus costumbres medievales, como eso de casarse entre primos o justificar el abuso sexual infantil. Y, en este caso, es un extraterrestre quien se entromete en el desarrollo de la protagonista, manipulando y controlando su libido como si fuese un juguete.

El pasaje en el que Ur explora el cuerpo de Alejandra es, cuanto menos, inquietante:
Con sensaciones nuevas, Ur va recorriendo alucinado el maravilloso cuerpo de la muchacha. Se desliza por sus venas y su cuello frágil, se anida como cuando era todavía capullo en el hueco pequeño de sus senos. Siente el corazón que late bombeando, el ritmo constante de los pulmones, transparentes opalinas de ramificadas venas. Las manos internas de la niña transmiten impresiones que él nunca imaginó.
No, no es una novela erótica. Tampoco hay ironía, definitivamente no. Lo que hay es una profunda curiosidad de Ur por sentir lo que le pasa a Alejandra, transgrediendo límites (hay una situación de abuso que se intenta narrar de manera muy ligera) y manipulando su cuerpo de maneras que rayan en la agresión sexual. Cuando es descubierto, Ur se deshace en disculpas, , pero luego se convierte mágicamente en una especie de celestino cósmico de la endogamia:
“Alejandra, vuelvo a pedirte que me perdones y me comprendas”.
Las letras se suceden rápidas.
“Quería experimentar el amor. Ese ingenuo amor que tu primo siente por ti. Quise que tú lo sintieras por él. Va a ser con el tiempo un hermoso ejemplar de hombre. No lo desprecies, perdóname y compréndelo. Lo hice por él y por ti”.
“¿No fue emocionante sentir esa mano varonil, cálida, estrechando la tuya? ¿No fue hermoso correr así por los caminos de las afueras junto a él, con el corazón latiendo, como yo lo sentí, con inusitado vigor? ¿No fue apasionante creerse enamorada? Ahora sabes que ese niño-hombre es todo lo tierno y delicado que un muchacho de esa edad, violenta y contradictoria, puede ser con una niña ingenua y caprichosa como tú. No te encierres en ese mutismo indigno de tu inteligente personita”.
Un justificativo llamativo y una concepción de amor un tanto retorcida, considerando además que el niño-hombre es el primo. Es fácil imaginar a la élite chilena usando este mismo argumento para explicar otros comportamientos cuestionables. ¿Habrá extraterrestres detrás de la pedofilia de los curas en sus iglesias? Queda pendiente buscar el libro de ciencia ficción que hable sobre eso y lo justifique.

Lo único claro después de leer Ur y Alejandra es que no es un libro para niños. Pero, pensándolo bien, tampoco es para todos los adultos: más bien parece dirigido a esa élite que normaliza la impunidad, martiriza sus cuerpos con cilicios y justifica las emociones humanas como determinaciones divinas, pues les resulta un tanto insoportable asumir que con su endogamia las cosas atroces quedan en familia.

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